ENFOQUE DIALÉCTICO
.
Capitalismo Vs. Humanidad
Por: Willmer Chang (*)
“Un fantasma recorre a Europa” (Karl Marx
dixit). Esta frase del archiconocido alemán utilizada en su manifiesto
comunista, puede ser contextualizada en territorio europeo en los actuales
momentos. No para citar al comunismo como en el momento que se desarrolló la mencionada obra. En este caso diremos que el fantasma que recorre a Europa es la vorágine capitalista sin límites en sus
ansias de maximización de las ganancias.
Resulta casi contradictorio, que el llamado viejo continente deba pasar por
el drama de la destrucción sistemática de la dignidad sus habitantes en pleno
siglo XXI. La aplicación de medidas neoliberales
por parte de los gobiernos europeos, han desencadenado un verdadero drama humano. La llamada crisis estructural del Capitalismo, es un eufemismo
para denotar el daño que causa en las personas las nociones de Macroeconomía, los despidos masivos y
el aumento consecuente del desempleo, la reducción de las pensiones y
beneficios sociales, las privatizaciones agresivas de los servicios médicos y educativos,
y la imposibilidad de los ciudadanos en cubrir sus más elementales necesidades
básicas. Esas mismas medidas de corte neoliberal fueron aplicadas en América latina en la década de los años
ochenta y noventa. En Venezuela recordamos hace unos días la explosión social y rebelión popular de Febrero de 1989 derivada de la
aplicación de ese tipo de medidas por el gobierno burgués de turno. Y en una
alarmante demostración histórica, esas medidas inhumanas neoliberales están
siendo aplicadas a la población de países como Grecia, España, Italia y Portugal. Los auxilios financieros que se contemplan para “salvar” las economías de dichos
Estados, son un conjunto de recursos que serán destinados a la banca privada, y
a los sectores financieros asociados a las grandes corporaciones que
desarrollan las dinámicas económicas en los términos del sistema europeo. El Fondo Monetario Internacional (F.M.I)
como artífice maestro de la aplicación de la doctrina neoliberal, es sin duda
el responsable de dicha orientación expoliadora. Asumir primero el auxilio del
capital sobre los seres humanos, es el rasgo más desastroso de esta clase de
políticas. Se prioriza auxiliar a los banqueros e industriales, antes que
pensar siquiera un minuto en los millones de personas que sufren por no poder
obtener un empleo que satisfaga sus requerimientos, por no poder pagar las
hipotecas de sus viviendas, por no poder comprar las medicinas, por no poder
alimentarse de una manera decente. La
lógica del capital se impone sobre la condición de vida de los ciudadanos. En
cierto modo los argumentos anteriores pudieran servir de referente para llegar
a la conclusión de que lejos de estar en crisis, el Sistema Capitalista esta desarrollando mecanismos para perpetuar su
dominio en la civilización humana. Este modo
de producción, recordemos tiene ya 500
años en gestación, y paulatinamente ha desarrollado mecanismos de expansión
y mutabilidad. Su único interés es reproducir de manera exponencial el capital, las ganancias y la plusvalía.
De modo que la condición de humanidad no está presente en dicho sistema, mucho
menos puede considerar los dramas y necesidades desde una perspectiva
solidaria. La acumulación del capital
es la lógica que lo domina. No importa cuales sean sus medios, ni sus
consecuencias. La apropiación de la
fuerza de trabajo, la explotación,
el sub-pago, la alienación y la
enajenación son parte de su arsenal. Y en los términos actuales se ha
potenciado esa premisa. En el contexto de la
Globalización , la
economía de mercado, la especulación, la usura y el consumismo excesivo son
la vanguardia que permite la cabal orden de maximizar dichas ganancias. La
eliminación de la soberanía e independencia de los Estados nacionales, el intervencionismo y Neocolonialismo
en los países periféricos que contienen materias primas, las guerras de carácter geoestratégico, y las coaliciones supranacionales del Imperio Euro-atlántico con su brazo ejecutor (OTAN), adicionan otros escenarios para dicho sistema. La vida de las personas parece estar valuada en términos de los grandes consorcios y sus intereses. No ha existido en la historia de la humanidad un modo de producción tan inhumano, tan rapaz, tan degradador del planeta, el equilibrio ecológico y sus habitantes. Y lejos de estar en crisis, parece que genera condiciones para su supervivencia, golpeando antes a los humanos, que a las complicadas estructuras financieras que lo sustentan. Por tanto conviene aclarar que lo que está en crisis el ser humano que no tiene la capacidad de zafarse de la lógica capitalista, que aumenta con la incapacidad de los gobiernos para deslindarse de dicha lógica. Como resultado, los grupos poderosos y sus alianzas con el Orden Mundial, se han beneficiado a costillas del sufrimiento de millones. Quizás por un instinto natural, pudiera permitirse la posibilidad de considerar un sistema de producción alternativo, donde lo principal no sea la acumulación capitalista. Es por ello que todos los Estados progresistas, que buscan la regularización y desprendimiento del sistema, son agredidos y aniquilados por cualquier medio. Sin embargo conviene apreciar los peligros que corre la civilización humana de seguir en las condiciones del metabolismo capitalista. Levantar las banderas del Socialismo del Siglo XXI, pareciera una luz al final del camino. Propuesta que ha de llenar de esperanza a los millones de seres humanos que sufren los embates de este sistema tóxico y nocivo.
en los países periféricos que contienen materias primas, las guerras de carácter geoestratégico, y las coaliciones supranacionales del Imperio Euro-atlántico con su brazo ejecutor (OTAN), adicionan otros escenarios para dicho sistema. La vida de las personas parece estar valuada en términos de los grandes consorcios y sus intereses. No ha existido en la historia de la humanidad un modo de producción tan inhumano, tan rapaz, tan degradador del planeta, el equilibrio ecológico y sus habitantes. Y lejos de estar en crisis, parece que genera condiciones para su supervivencia, golpeando antes a los humanos, que a las complicadas estructuras financieras que lo sustentan. Por tanto conviene aclarar que lo que está en crisis el ser humano que no tiene la capacidad de zafarse de la lógica capitalista, que aumenta con la incapacidad de los gobiernos para deslindarse de dicha lógica. Como resultado, los grupos poderosos y sus alianzas con el Orden Mundial, se han beneficiado a costillas del sufrimiento de millones. Quizás por un instinto natural, pudiera permitirse la posibilidad de considerar un sistema de producción alternativo, donde lo principal no sea la acumulación capitalista. Es por ello que todos los Estados progresistas, que buscan la regularización y desprendimiento del sistema, son agredidos y aniquilados por cualquier medio. Sin embargo conviene apreciar los peligros que corre la civilización humana de seguir en las condiciones del metabolismo capitalista. Levantar las banderas del Socialismo del Siglo XXI, pareciera una luz al final del camino. Propuesta que ha de llenar de esperanza a los millones de seres humanos que sufren los embates de este sistema tóxico y nocivo.
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y venceremos!
(*) Docente revolucionario investigador social y
Bolivariano.