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ENFOQUE DIALÉCTICO
Poder Popular y Socialismo.
“Sociedad Civil” y Capitalismo.
Por: Willmer Chang (*)
En el curso del entendimiento dialéctico de las sociedades, Karl Marx planteó a la historia como Lucha de Clases. Supone esta lucha, una
constante contradicción y relación de dos sectores que
aparentemente son antagónicos, en un
determinado esquema social o en un Estado nacional. Las relaciones están
determinadas según el papel que desempeña cada clase en algo que se ha
denominado proceso productivo. Las
relaciones entre la clase dominante (Burguesía)
y las clases dominadas (Proletariado)
representan esos dos sectores, estamentos o “clases” que la perspectiva marxista señala en su Materialismo Histórico. De tal manera
que las clases están en eterno conflicto
por el poder. Los burgueses por mantener su control histórico heredado (en
el caso de Venezuela desde la sociedad colonial) sobre los medios de producción, mantener al proletariado en condiciones de explotación y sumisión, controlar las
ganancias, apropiarse de la plusvalía derivada
del proceso productivo, gestionar las prebendas necesarias en un Estado que les
sea cómplice y favorable, y de imponer
su visión sobre lo que debe ser el pacto
social. Los proletarios por otro
lado, participan del conflicto por
obtener las condiciones sociales necesarias para la dignificación de su papel
productivo, la reivindicación de la propiedad equitativa de los medios de
producción, la supresión de la explotación del hombre por el hombre,
y la conquista de un modelo que les permita profundizar la condición humana.
Dicho de otra manera, la lucha de clases planteada por Marx no es más que la lucha de dos sistemas, que a nuestro
juicio en la República Bolivariana
de Venezuela son el Socialismo,
bandera izada por los sectores revolucionarios, que hemos definido como proletarios, campesinos, obreros, que
para efectos prácticos reconocemos como el Poder
Popular; y el Capitalismo defendido
desde una posición abyecta por las élites económicas y burguesas del otrora pacto bipartidista y sus aliados. La
burguesía se ha organizado en un eufemismo denominado “Sociedad Civil”, que es la forma de distanciarse de los procesos
de cambios radicales que se desarrollan en nuestro país, y que incluye a los
antiguos actores del Estado liberal
burgués que dominaban en un pasado no muy lejano, y que lo representaban Fedecamaras, la C.T .V, la iglesia, la Banca privada, los medios de
comunicación, los partidos
tradicionales y sus derivados nacidos en la coyuntura política actual, los empresarios y las corporaciones. Ambas
clases manejan códigos distintos del hecho productivo, y sobre todo del modelo
estructural de la sociedad. La burguesía
capitalista desprecia profundamente al común de la población esencialmente
mestiza de origen. Evita con cualquier medio las aspiraciones de lucha y
conquista por la justicia e igualdad de los desposeídos. Desprecia esta “Sociedad Civil” los logros que ha
obtenido el Poder Popular por la aplicación de una democracia participativa y protagónica. Su condición de
organización sistemática y progresiva ha desarrollado una conciencia política
de lo que significa su papel en la sociedad, el proceso revolucionario y su
continuidad. Es fácil suponer que la burguesía dominante esté desesperada por
recuperar su condición hegemónica. La
Revolución
Bolivariana ha trastocado los intereses de esta clase
parasitaria y arribista, acostumbrada a explotar de la manera más canalla a las
grandes mayorías para su propio beneficio, y que es la responsable del drama
humano de la pobreza, la desigualdad y la dependencia expresada en años de
dominio político y económico. Cabe suponer que este odio arraigado de la
burguesía sea expresado en rechazo a cualquier iniciativa que involucre al Poder Popular organizado. Es un
fenómeno recurrente (y a veces alarmante), ver como se expresan de los planes y
programas del gobierno bolivariano, como de manera automática juzgan cada paso,
cada resolución, cada determinada acción contendiente a favorecer a las
mayorías. En el Socialismo Bolivariano
del siglo XXI nos planteamos códigos como: revolución, lo dinámico,
justicia social, colectividad, complementariedad, ser social, la realidad, la
soberanía e independencia, la construcción colectiva, la propiedad social, el
fortalecimiento del Estado, la productividad, los valores nacionales, la
inclusión, la identidad propia, la
humanidad, la solidaridad, la integración entre los pueblos hermanos. Esos
códigos han sido aprehendidos por el colectivo, por el Poder Popular, y es la clave del éxito de la gestión del presidente
Chávez que ha logrado masificar el entendimiento de estos valores. Mientras el modelo de la Sociedad Civil plantea: el individualismo, los
antivalores, el mercado, la propiedad privada, lo estético, la especulación, la
sociedad industrial, el consumismo, lo estático, lo banal, la dependencia, la obediencia,
el libertinaje, la dominación, la exclusión, la Globalización , y de allí derivan sus continuas
derrotas en el campo político que los alejan de la realidad de una Venezuela
cambiante y dinámica que no se conforma solo con obedecer pasivamente. La
incapacidad de esta llamada “Sociedad Civil”
en decodificar esta realidad es por decir lo menos, su espada de Damocles. No
comprenden las dimensiones del cambio, y mucho menos de la capacidad del pueblo
(Proletariado o Poder Popular) en su
estallido creador y revolucionario, inspirados por una sociedad de mayor rasgo
humano. El avance y logro de este nuevo esquema de sociedad en Venezuela, es la
esperanza de conformar un mundo más justo. Las sociedades suramericanas están
esperando los logros de este novedoso modelo político para ser adoptado y
seguido. He allí las relaciones y contradicciones de este momento histórico, y
de sus ampliadas consecuencias para los llamados a ser los protagonistas de
esta nueva historia. Sin ánimo de parecer chovinista, es el momento de
concretar la segunda independencia. Batalla, lucha y victoria. Rodilla en
tierra. Vista al horizonte del nuevo Estado.
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y venceremos!
(*) Docente revolucionario, investigador social y militante
Bolivariano.
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