martes, 17 de diciembre de 2013


ENFOQUE DIALÉCTICO
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CAMPAÑA ADMIRABLE:
La gesta heroica del genio de América.

Por: Willmer Chang (*)


 En esta ocasión de 183  años de la siembra del Libertador Simón Bolívar, acuso de ejercer el arte de las letras para aludir a tan importante hecho histórico, que no solo representa la reconquista del ideal de libertad ante la opresión, sino que representa también el nacimiento del genio estratega militar y político: el inmortal padre Libertador, y de igual manera el destino recobrado de la independencia y la justicia. A ustedes juventud combativa y rebelde van dirigidas estas reflexiones.

Poseído por la fuerza superior que proporciona la lectura de nuestra magna historia, he sentido la imperiosa necesidad de comunicar estas reflexiones, juicios críticos que desde esta humilde trinchera de soldado de las ideas, he desarrollado en mis años de práctica profesional.

Hablar de la historia de nuestra patria es hablar de partos en sangre y fuego, pero también es hablar de éxitos. Para nosotros vencer es tradición. Ha sido forjada la patria en el más sublime ejercicio de desprendimiento de sus hijos, de los más caros sacrificios, de las innumerables vidas ofrendadas para acceder al fin último: LA LIBERTAD.

La libertad, señala Plejanov, en su obra “El papel del hombre en la historia”  no es hacer lo que el ser humano tenga por deseos desenfrenados, sino lo que su espíritu, conciencia  y convicción puedan generar. Se puede estar preso en un oscuro calabozo, pero si se tiene conciencia de que jugamos un papel superior en una causa, estonces somos libres.

Uds mis estimados compatriotas, gozan hoy de la más plena, absoluta y cómoda libertad.  Pudiendo ejercer sus destinos a voluntad, en un Estado caracterizado por el rescate de la dignidad humana, la inclusión y la justicia.

Son uds hijas e hijos herederos de las hazañas, y cadenas de éxitos de nuestros padres libertadores. Son uds herederos del más alto código genético que pueda poseer una nación: SU ESENCIA HISTÓRICA. Hagan uso de esa libertad en función de generar el bienestar común, y aporten consecuentemente tributo a este bien tan preciado que hemos reconquistado después de 200 años, y como lo señala el autor Eduardo Blanco en su obra, debemos sentirnos orgullosos de ser parte de esta  Venezuela Heroica.

Es precisamente en este camino convergente: PATRIA Y LIBERTAD, en que se suscriben todos los esfuerzos del Libertador Simón Bolívar, que lo llevan a sortear los más radicales obstáculos, para cumplir  esta hazaña que a juicio del historiador Gil Fortoul debió dársele por la eternidad la denominación de : CAMPAÑA ADMIRABLE.

Es admirable esta marcha por múltiples razones. En primer termino por las complejas condiciones de carácter político y militar en que se encontraba la República, que había caído tras los eventos de 1812, desarticulando cualquier posibilidad de ejercer el pleno derecho de la libertad en sus conciudadanos. Es compleja por la distancia recorrida para ejercer el dominio ulterior de los territorios que se habían liberado. Y es admirable por los pocos recursos con que contaba el incipiente Alfarero de Repúblicas Bolívar (como lo llamaba el historiador Augusto Mijares), con más fuerza de voluntad y determinación, que soldados o pertrechos.

La Revolución independentista de justicia e igualdad ya comienza a tener forma en este evento. Es precisamente el impulso necesario para rescatar las bases de una nación libre, y que tuviese la posibilidad de ejercer el principio de autodeterminación de los pueblos. Revolución por tanto, es una noción que es común entre nosotros los venezolanos, y que hemos desarrollado desde la azarosa sociedad colonial.

Seguramente el estratagema militar del Libertador, pudiera haber sido alterado por el conjunto de situaciones que le toco sortear. En primera instancia, Bolívar es el imponente idealista que desde su manifiesto a Cartagena en 1812, comprende la importancia de una alianza geoestratégica entre el territorio de la Nueva Granada, y los territorios de la Capitanía General de Venezuela, para luchar en contra de la monarquía española. En este documento, ya el Libertador decodifica las  repercusiones de un frente común entre ambos territorios, y da paso a una estrategia de carácter progresista que tiene como punto de salida el extremo oriental de  la actual República de Colombia.

Al estar a las órdenes de la confederación de la Nueva Granada en 1812-1813, Bolívar desarrolla en territorio neogranadino algunos combates menores a favor de la causa independentista de los hermanos que luchaban contra el régimen colonial. Bajo el influjo de la Revolución libertaria, el padre de la patria asume una postura de avance, en clara dirección hacía el occidente venezolano, buscando posicionarse sobre su natal Venezuela, con tan solo un puñado de hombres y muy escasos recursos logísticos. El elemento sorpresa, la determinación, el arrojo y el coraje son características de esta admirable hazaña, que implica el más acalorado deseo de libertad, que es transmitido místicamente a esos escasos hombres por medio de una personalidad única e influyente por parte de Simón Bolívar.

Recibe órdenes del congreso de la Nueva Granada de no avanzar sobre territorio venezolano, Bolívar obvia este parte y con determinación, luego de varios exitosos combates, cruza a San Cristóbal, obteniendo por primera vez una victoria sobre el ejército imperial español, después de la  caída  de la  primera república. Las victorias van en aumento, en Mérida recibe el título de LIBERTADOR, título que el mismo reconocería como el más sublime regalo del soberano que pueda haber recibido. De allí  a Trujillo, donde dicta el famoso Decreto de Guerra a Muerte, documento que obligaba a cada quien a asumir una posición ante el bando de los realistas o los patriotas, continua a Barinas, Cojedes, Aragua y finalmente llega a Caracas donde es ratificado como Libertador.

La intensa campaña, tiene un objetivo político y uno militar. Desde el punto de vista político era recuperar la perdida República, y gestionar un gobierno que le diera identidad jurídica. Al llegar a la ciudad de Caracas, se demostraría que las fuerzas patriotas ostentaban el control del territorio, y emularían a las provincias aún monárquicas a plegarse al huracán revolucionario de libertad. Desde el punto de vista militar, organizar un ejército bien adiestrado y equipado, para hacer frente al inmenso contingente imperial pacificador que se avecinaba.

Es precisamente en esta campaña militar, que Bolívar deja claro su enorme potencial como estratega, maximizando eficientemente la utilización de los recursos, arengando con un electrizante verbo a sus tropas, y señalando el camino para los demás jefes patriotas en la contienda. Bolívar se erige como el genio militar y político, con un extraordinario sentido de la oportunidad. 

Esa entrega casi completa, llevó al éxito de la contienda, de concretar los planes de recuperar la libertad, y de conciliar el amargo resultado de la guerra en la población.  

Con semejante pasado heroico en nuestras venas, es difícil no entrelazar este logro que acaban uds de alcanzar. Representan las esperanzas de un pueblo que sigue creyendo en su libertad e independencia como principal valor.

Son uds, quienes tienen ahora la enorme responsabilidad de seguir construyendo una patria digna, soberana, libre e independiente, alineada con el ideal bolivariano, que tantas veces empeño su vida en conseguirla.

Este paso que han dado les conducirá por el camino del bien, y permitirá que ese legado persista en el tiempo. Se avecinan nuevos retos, en donde la más firme convicción de vencer es necesaria.

Pasarán a ser parte de las filas de las juventudes rebeldes que aspirar a profesionalizarse en el mundo civil y militar.

Con esa fuerza enorme de voluntad que caracterizaba al eterno Libertador, deberán seguir alimentando eso que mi Mayor General Jacinto Pérez Arcay ha denominado el “FUEGO SAGRADO”.

El fuego sagrado no es más que ese impulso vital de amor a la patria.  “La Patria es el hombre” (y la mujer, agrego) gritaba el cantor del pueblo Alí Primera. Y es fundamental alimentar a ese ser humano de hoy para construir juntos la más grande nación del mundo menos por su extensión, que por su libertad y gloria tal como lo señalara el mismo padre de la patria. Bolívar vive en cada uno de sus sueños, de sus aspiraciones futuras, pues a él le debemos la concepción integral de esta patria libre y soberana.

Me despido deseando el mayor de los éxitos en los tiempos futuros, y exhortándoles a practicar ese legado histórico de la campaña admirable. En todos los retos por venir, su condición siempre será de vencedores. Marchen pues a paso de vencedores,  y continúen haciendo la Patria. Como dijo Bolívar a sus tropas en una de las más recordadas batallas (la de las queseras del medio):

“Lo que habéis hecho hoy, es el preludio de lo que podéis hacer mañana”



¡INDEPENDENCIA O NADA!
(*) Docente revolucionario e investigador social.




lunes, 9 de diciembre de 2013


ENFOQUE DIALÉCTICO
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8 D y el Alter ego opositor.

Por: Willmer Chang (*)

Con el reciente resultado electoral del 8 de diciembre se reiteran y se oxigenan algunos conceptos sobre el contexto político venezolano. No por  repetitiva se desgasta esta noción. Pero definitivamente en los terrenos de la contienda electoral nada parece ser definitivo.

No ahondaremos en cuestiones de resultados numéricos o detallados. Más bien es una reflexión de carácter general.

Como efecto primero observamos la consolidación del liderazgo propio del presidente Nicolás Maduro, y tal y como fue señalado por algunos sectores opositores en convertir estas elecciones municipales en una cuestión de plebiscito, suponemos que están satisfechas tales exigencias (al menos desde las matemáticas elementales que todos recibimos en nuestra formación primaria).

Pretender hacer ver por parte de la oposición que esto representó una victoria electoral por haber ganado en los grandes centros urbanos es por lo menos una estupidez ilustrada. Quizás por esta razón han perdido 4 procesos electorales seguidos. No se ganan elecciones con los titulares de prensa o con los noticieros de televisión. Se ganan con trabajo y acercamiento a la mayoría del pueblo. ¿Joyas de la corona? Suponemos que bajo este criterio el resto de la población es una especie de elemento de tercera categoría que no tiene validez, y según el criterio oposito ninguna utilidad. ¿Clasismo tal vez? He allí su error estructural. El todo y sus partes debería ser  considerado en la arena política de estos seudo dirigentes.

El segundo elemento es el avance del proyecto socialista. Es la cuarta vez que se aprueba el modelo estratégico de gestión propuesto por el comandante Chávez en el Plan de la Patria 2013-2019. Queremos más y mejor revolución. Es innegable. Queremos transitar por los caminos de la justicia e igualdad social. Queremos más inclusión. Queremos más misiones sociales. Queremos más planes de desarrollo. Queremos más propuestas concretas y no demostraciones de intereses y pataletas de élites. Queremos construir el socialismo bolivariano y el proyecto nacional contemplado en la constitución.

¿Qué pudo hacer pensar al sector opositor que unas elecciones de carácter municipal son un examen directo a la gestión presidencial? Existen dos teorías a nuestro criterio. La primera es un absoluto desconocimiento estratégico de la dirigencia opositora de la realidad y evolución dinámica de todo el escenario nacional. Un pifia intelecto-emocional. O un verdadero desequilibrio en los mandos de la élite que domina las decisiones del sector que se “opone a todo” en este país. La segunda teoría sería un poco más alineada con intereses foráneos, es decir una orden desde los centros hegemónicos de lo que debían promover para el 8 de diciembre. Una estrategia salida de laboratorios euro-atlánticos que comprendía también la denominada doctrina del “Smart Power”, con tal mala suerte que los que  tuvieron que ejecutar estas doctrinas en el sector opositor, no tenían ni la más mínima idea de lo que esto significaba. Deberíamos alertar al píe de pagina a estos “sesudos líderes opositores” que investiguen antes de que se trata esta doctrina, pues de inteligente no tuvo absolutamente nada.

¿Cómo se puede decir desde la MUD que se ha ganado un proceso electoral cuando los números son infinitamente menores a los del adversario? La respuesta de esta interrogante se la dejamos a su criterio estimados lectores, pues verdaderamente en nuestra posición personal y línea de pensamiento caeríamos en el terreno de la descalificación. En todo caso no es posible seguir cometiendo el mismo error varias veces y salir airosos. Esta derrota es un hecho real para los opositores. Desde el punto de vista electoral y desde el punto de vista político. Y sin mencionar lo cuali-cuantitativo que es el verdadero método de entendimiento para los que pretenden ingresar en este arte complejo de la política.

Es un Alter ego opositor. En los meses previos se pretendía demostrar que este proceso electoral era la estocada final al régimen chavista. Que era el apocalíptico designio de las mayorías eliminar a la revolución bolivariana por medio de una avalancha de votos.  Y luego de la derrota, vino el desorden de la personalidad o el segundo “yo” (que pareciera una opera anunciada luego de los resultados).

Se asumió una tibia posición sobre el árbitro electoral. Es más, se hicieron descréditos al CNE y al mismo sistema de elección.  Adicionalmente nunca se asumió una posición responsable ante los posibles resultados, ni mucho menos se dijo claramente que se aceptarían sean cuales fueren estos resultados. Por momentos se llamaba al voto, y por otros se llamaba a incendiar al país. En otras ocasiones un silencio absoluto o una omisión de la realidad.

Molestaría más entender la posición de estos líderes con respecto a la derrota. No hubo el reconocimiento de los errores, ni mucho menos la responsabilidad de asumirlos. Eso desdice de la condición del autodenominado mesías de la derecha. Pareciera un eterno parte de derrota, que siempre culminará con evasiones e imprecisiones.


Más allá de la condición numérica, es necesario ir al terreno. Impregnarse de las naturales realidades de los caminos, de los barrios, de las calles, de los pueblos (no solo de las grandes urbes metropolitanas). Y allí digan lo que digan, los líderes del proceso revolucionario aprendieron muy bien de los preceptos de su maestro infinito. El pueblo es la base de esta revolución. Y acercarse a él la clave del éxito.

No pretendemos decir que todo estuvo  impecable para la revolución, pues producto de algunos intereses personales y de malas gestiones, se perdieron espacio de importancia vital.  Pero desde la perspectiva política hubo mayor ganancia en las filas revolucionarias. Ahora hay que proponer una exhaustiva revisión de los procedimientos de gestión y de las acciones de los representantes del pueblo.

El mapa político representa el reposicionamiento de la revolución como proyecto político. Del liderazgo naciente sin el portaviones Chávez  (recordamos aquella tesis del chavismo sin Chávez como anécdota). Esto ya es una ganancia. El poder calar en lo sectores populares y las mayorías sin la presencia (física al menos) del comandante supremo, era un reto absoluto.

Y esta victoria aporta meritos a todos los liderazgos municipales que obtuvieron el éxito, o las que aún sin ser ganadoras estuvieron muy cerca. Ya hay un precedente de acción revolucionaria. Se suman voluntades y se perfilan escenarios. Si esto se complementa con la renovación e impulso del poder popular, y de la gestión del estado comunal, será una poderosa forma de construcción del sistema político que anhelamos. Es vital este acercamiento con efectividad, con eficiencia, con pragmatismo en la resolución de los problemas. Con la cogestión comunal y el acompañamiento de las instancias del poder público en todas sus escalas. Avanzar hacía la transferencia progresiva del poder al pueblo. De la construcción real de las comunas y el Estado comunal.


 Y como lo hemos dicho no apartarnos del plan de la patria como línea rectora de todos programas y acciones revolucionarias en todas las escalas de gobierno. Como planteamiento final nos gustaría entonces culminar diciendo que el plebiscito (como lo planteaban los opositores)  fue satisfactorio para el presidente, la revolución, los nuevos liderazgos y el futuro de este proceso político revolucionario.


Chávez Vive, la lucha sigue.
¡Revolución por siempre!


(*) Docente revolucionario e investigador social.


sábado, 7 de diciembre de 2013

ENFOQUE DIALÉCTICO
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Plan de la Patria, elecciones municipales y claridad estratégica.

Por: Willmer Chang (*)

El escenario de participación política en nuestro país esta en sus mejores momentos. La importancia de la ofensiva popular sembrada por el comandante Chávez ha orientado el camino. En este sentido, es oportuno señalar que el legado de mayor trascendencia del guerrero eterno es la promoción de la praxis política en las masas populares (y las en la no populares también). Esto es fundamental para un país que aspira a entrar en las alamedas del desarrollo y el avance protagónico de la integración continental. Esta alta participación no solo es percibida en los reiterados y progresivos eventos electorales, responde a una práctica consustanciada ya con la cotidianidad.

Estos niveles de participación aumentan la garantía del sistema democrático planteado en nuestra carta magna. Responden a un natural desenvolvimiento de un Estado que se avoca al soberano, a sus necesidades, al poder de su voz, y a la contundencia de sus mandatos. Gobernar obedeciendo, sentenciaba el comandante Chávez. Y es precisamente este acercamiento lo que permite en estos momentos ostentar una de las elecciones de mayor envergadura y alcance en la historia política venezolana. El compromiso social y las propuestas reales en materia de gestión representan un avance extraordinario en el plano del ejercicio político.

La brújula fundamental de los que aspiran a ser elegidos de parte del sector revolucionario esta sustentado en el Programa de la Patria (hoy sancionado ya como Plan de la Patria 2013-2019). En este sentido podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el genio político del comandante supremo logró una claridad programática sin precedentes. Es la coherencia del pensar, el decir y el hacer de este estratega y estadista que fue el rector del presente proceso revolucionario venezolano. Esta ya organizado, esbozado, delineado un Estado y un escenario que incluye todos los beneficios de la mayor suma de felicidad social y la estabilidad política parafraseando al padre Libertador Simón Bolívar.

¿Cómo podemos propiciar en cada uno de nuestras trincheras el conocimiento y la aplicabilidad de Plan de la Patria?

¿Realmente hemos dedicado el tiempo y los esfuerzos necesarios para una total y completa aprehensión del Plan de la Patria?

Estas interrogantes constituyen el eje fundamental que deberíamos  plantearnos todos aquellos que verdaderamente queremos proseguir el interés colectivo y nacional.

El fecundo programa de gestión que ha dejado como legado político Hugo Chávez genera una ventaja abismal entre los sectores que disputan en las arenas electorales los cargos. Por una parte el sector que se autodenomina opositor (que se opone a cualquier reivindicación o acción que vaya a favor de las mayorías es sus aspectos estructurales) que carece de una propuesta concreta y real en materia de gestión, con erráticas actuaciones en materia del convencimiento de los electores, con el desconocimiento de los grupos más numerosos en el país, y con una recurrente y trillada pantalla mediática que solo alude a una pseudo realidad nacional. No emborronaremos cuartillas en este sector gastado, pobre e ideológicamente huérfano de ideas. Nos interesa impulsar el desarrollo de las fuerzas transformadoras reales de la patria.

Por otra parte una fogueada y activa generación forjada al calor del proceso revolucionario, que han entendido la dimensión e impacto de la propuesta de Chávez en su programa de gobierno que ahora asume el presidente Maduro. No alejarse de los cinco objetivos históricos propuestos en este estratégico documento es la clave para el éxito de estas elecciones. Y decimos más: la supervivencia de la Revolución Bolivariana depende casi en su totalidad de la posibilidad de concretar este plan de desarrollo.

Propiciar la municipalización de un programa estratégico de gobierno es una acción absolutamente coherente con los intereses nacionales. Representa otra garantía para el acercamiento del poder (la praxis de él),  a las mayorías que aún están asimilando la definición del Poder Popular. La contradicción del poder constituyente y el poder constituido. Esta contradicción en este contexto conlleva a la formación exhaustiva del soberano en los asuntos públicos, del ejercicio del poder y de la acción Estado-sociedad, para dar paso a la transferencia efectiva de competencias y del poder. En este sentido no debemos olvidar que es necesario constituir la nueva forma de ejercicio del Poder Comunal y Poder Popular. Derogar las prácticas aún resistentes del Estado liberal burgués en algunas escalas del poder nacional, estadal y municipal. La actitud reaccionaria de algunos personeros que se oponen al Estado Comunal no puede estar justificada. No se pueden postergar los enunciados estratégicos rectores del Plan de la Patria en nuestras filas o incluso las del contario. Es fundamental identificar quienes no convalidan de manera real el pensamiento de Chávez, su legado político. De ser así gestionar el poder de la participación popular es el único mecanismo de cambio posible. Por eso en los procesos electorales en nuestro país lo emocional es lo que mueve. Y renunciar a este legado impresionante no creemos sea una estrategia acertada.  De tal manera que el compromiso de esta dirigencia política es mayor. “Cuando el Camino  llegó a Carabobo, Bolívar iba adelante y obligaba mucho”. Nosotros decimos hoy: “cuando el camino llegó a la patria, Chávez va adelante, y obliga mucho”.


No concebimos un Estado sin la participación popular.  Distaría mucho de la definición que  conseguimos en el preámbulo constitucional y en el Plan de la Patria. De allí que las mayorías deben apropiarse de este lineamiento estratégico como bandera y arma de lucha primordial. Conocer, profundizar, asimilar y aprehender para sí esta herramienta constituye la responsabilidad de cada patriota, de cada militante, de cada bolivariano. Este aprendizaje es el mejor camino para la realización y puesta en marcha del legado de Chávez, y no es para tomarlo a la ligera. No es cuestión de simples consignas. Es el compromiso de seguir el camino de la formación profunda del pensamiento político y estratégico del comandante. Es poner en práctica cada uno de los objetivos históricos en cualquiera que sea nuestra trinchera. Es defender palmo a palmo, hombro a hombro cada uno de estos objetivos. El líder da el ejemplo. Es por ello que los que ejercen por coyuntura histórica la responsabilidad de convertirse en los representantes del soberano tienen que ser una evocación y un referente moral. Son los primeros llamados a conocer y promover el Plan de la Patria. Deben arengar y multiplicar los mecanismos para que el pueblo apropiadamente entienda sus fines y propósitos. Tamaña responsabilidad de estos compañeros, pues Chávez señaló el camino en beneficio de todos. Y no hacerlo sería un acto declarado de traición al proyecto político bolivariano.

Desde las escuelas e instituciones educativas, las fábricas, los campos, los cuarteles,  los institutos de administración pública, los consejos comunales y las comunas se debe propiciar el estudio y entendimiento del Plan de la Patria. Debe ser una obligación (primero moral y luego de acción) para masificar el conocimiento de estos lineamientos que regirán los destinos de la patria.

Proponemos la creación de una cátedra en escuelas, liceos y universidades de planificación estratégica, donde este plan sea desmenuzado para su entendimiento y comprensión. Es vital esta difusión para concretar los objetivos nacionales, y ahora los municipales en cada una de las instancias del Estado Bolivariano, y no hay mejor terreno fértil que el de las futuras generaciones que asumirán en poco tiempo las riendas de la revolución.

Complementar el ejercicio del Poder Popular con el conocimiento jurídico, estratégico, y práctico del Plan de la Patria. Sobre todo poner en el territorio (hacerlo real), allí en nuestro barrio, en nuestra calle, en nuestra urbanización. Objetivizarlo en el espacio, pues el socialismo no se decreta, se construye. Y esta propuesta es esencialmente eso: Socialismo Bolivariano. Como especialistas en el tema geográfico no podemos dejar de hacer la mención a lo palpable. Comuna o nada sentenciaba el Comandante presidente, y es la mejor manera de plasmar en territorio ese programa de gobierno.

La relación entre lo estratégico y lo táctico. Del pensamiento y la acción. De la teoría y la praxis. Esto es la piedra angular del accionar del comandante Chávez. Seamos Chávez pues, como dice la consigna  nacida en esos momentos de dolor por la partida física de este ser humano extraordinario.



Chávez Vive, la lucha sigue.
¡Revolución por siempre!


(*) Docente revolucionario e investigador social.


jueves, 5 de diciembre de 2013


ENFOQUE DIALÉCTICO
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Conciencia revolucionaria vs. Cultura del Consumismo. Luces y Sombras.

Por: Willmer Chang (*)

La conformación de una base sólida para los proyectos políticos siempre ha sido una necesidad, sobre todo en los procesos de carácter no convencional o revolucionarios de toda la humanidad. Generalmente los cambios dramáticos y con saldos a veces no esperados son un dogma en los procesos de cambios radicales. Conviene recordar en perspectiva la primera revolución de carácter socialista, la Soviética, que supuso un final precipitado para el régimen zarista de capitalismo transnacionalizado, el acelerado proceso de la Revolución China que redimensionó el régimen feudal, o la Revolución Cubana que trastocó las fauces del Imperialismo estadounidense. Todos estos procesos, unos más dramáticos y violentos que otros, representaron el punto de quiebre en la búsqueda de un sistema civilizatorio distinto con respecto al capitalismo explotador y salvaje.

En ese sentido, la Revolución Bolivariana se convierte en  un proceso sui generis, tanto por las formas, las condiciones, los contextos y los actores; como por el incesante y continuo hecho confrontacional que supone derogar las instancias actuales del heredado Estado liberal burgués, y que consecuentemente conlleva a una posición antagónica con el sistema económico dominante. Pero que en su misma dinámica no refleja las condicionantes históricas clásicas de procesos anteriores. La Revolución Bolivariana en el presente momento asume el escenario de participación política y popular como metodología de subsistencia, y promueve un mecanismo de reproducción de la participación revolucionaria, que no  se realiza por coacción, sino por convicción.

Esta extraordinaria dualidad es, en principio una característica totalmente diferenciada de los acostumbrados y convulsionados procesos históricos revolucionarios. ¿Quiere decir esto que la Revolución Bolivariana y la tesis del Socialismo Bolivariano no ha sufrido  ataques en el escenario de la confrontación? La respuesta es un rotundo no. Si ha sufrido los embates de los reducidos y recalcitrantes sectores élites del país, que responden con una furia inusitada por ver reducidas sus anteriores posiciones de supremacía y sus intereses otrora ligados con el parasitismo estatal crónico. Aunado a ello la absoluta y descarada genuflexión a intereses transnacionales e imperiales, lo que hace muy peligroso a este reducido sector burgués.


Como consecuencia de la confrontación de intereses (que es su clásica concepción del socialismo Marx llamaría lucha de clases) los actores políticos han tenido que definir sus estrategias. Para fortuna de proceso bolivariano, las estrategias han sido acertadas. Cada día cobra mayor vigencia la construcción de un Estado social de derecho y de justicia, con la premisa de primero la resolución de las necesidades  humanas antes que el capital.

Ahora bien, el Socialismo Bolivariano procura imponer un Estado de interés social, basado en las necesidades colectivas, en la inclusión, en la transformación material y humana de la sociedad, y del evidente proceso productivo alternativo al capitalismo. ¿Es posible esto en el marco de un proceso productivo intoxicado por la usura, por la terciarización, por el consumismo exagerado, por la alienación,  y por la maximización de las ganancias? De nuevo se impone un no rotundo como respuesta. Los acontecimientos de la ofensiva económica del gobierno del presidente Maduro, afirman la necesidad de revisión profunda y radical de la dinámica económica nacional. Es realmente sorprendente conocer los niveles de usura, especulación, malversación y podredumbre moral en la cual están sometidos los “procesos comerciales” de una minoría  en Venezuela. Recalcamos la frase “procesos comerciales”, pues no convalidamos la frase “proceso productivo”, pues es evidente que la economía de puertos, la excesiva importación, el abandono del aparato productivo endógeno, y las posturas anti-nacionales de los responsables de las cadenas comerciales en nuestro país, alejan de su sentido productivo a este estamento social. Si se hace una retrospectiva en relación a la Venezuela a finales de los ochenta, encontraremos el germen perfecto de una explosión social provocada por la insatisfacción de las necesidades básicas del colectivo.

De allí la respuesta del Caracazo de 1989, proporcionalmente a las acciones neo-liberales, el sector mayoritario reaccionó para poner el primer grito conocido contra la doctrina del FMI. Es una reacción no esperada en el contexto del mundo bipolar, pero que efectivamente reorientó las fuerzas políticas y de organización popular, alzando las banderas de las necesidades fundamentales de los millones de seres humanos que habitaban en situación de pobreza crítica. Esa explosión social estaba justificada en los términos de la lucha por la justicia.

¿Pero cual es la lectura de una posible explosión social en los actuales momentos producto de la inflación, la escasez o la imposibilidad de acceder a ciertos productos? ¿Tendrá la misma justificación un levantamiento popular hoy en día? Conviene definir algunos puntos de vista al respecto. La espiral anti humana de la inflación adelantada por los sectores comerciales debería ser declarada como un crimen de lesa humanidad. Porcentajes híper exagerados de ganancias, reflejan la verdadera naturaleza del parasitismo importador en nuestro país. Esta situación no solo era para obligar una explosión social similar al Caracazo o la salida del presidente Nicolás Maduro. Es una constante de este sector comercial usurero promover la fácil ganancia y la explotación del consumidor.

Obvian la norma elemental económica de alta rotación de los productos, la relación calidad-precio, el margen racional de ganancia y las leyes de la oferta y demanda. En nuestro país, incluso la misma lógica del capitalismo clásico se ve sobre dimensionada.

 Impresiona la ligereza con que se asume de parte de este sector comercial usurero el concepto de Plusvalía, y lo que sorprende con mayor preocupación es desde cuando ocurre. Y en nuestro criterio asumen una condición absolutamente frontal ante sus intereses históricos de clase dominante y explotadora, casi anunciando la inexistencia de un Estado que tiene como objetivo regular el hecho económico.  Esta actitud insistimos no es nueva. No es exclusiva de esta coyuntura temporal, es la práctica usual de estos sectores. Unos pocos dominan las necesidades de muchos. Si en algún momento se ha estado cerca de la revisión del proceso económico en nuestra República es ahora. Necesaria e ineludiblemente el Estado debe profundizar en las acciones de supervisión y fiscalización. La batalla de la conciencia colectiva sobre las necesidades verdaderas debe estar también en primer plano. No podemos promover el consumismo excesivo derivado de estas acciones, pues solo beneficiaríamos el proyecto capitalista y el bolsillo de los especuladores.

Es una reacción casi natural, la de asistir en masa a los comercios  luego de una medida de fiscalización, ya que este derecho de acceso en el pervertido sistema comercial venezolano lo había imposibilitado. ¿Pero realmente es producto de una necesidad básica o de una necesidad implantada o creada? Hay que hacerse preguntas sobre esta situación también. La conciencia de lo que estamos construyendo como proyecto nacional es vital. Tenemos que adelantar una verdadera batalla contra los mecanismos del consumismo, que incluso se están reproduciendo en las filas de la revolución. No es una reflexión a priori, es una preocupación de lo que significaría montarse en los vagones del lujo, confort y hedonismo que promueve el capitalismo.

Si esa conciencia no esta bien cimentada, el diseño estratégico del proyecto se diluye, se dispersa. Efectivamente, las inmensas filas en comercios de electrodomésticos, ropa, calzado y otros  indican que en algunos aspectos la conciencia revolucionaria se ha visto afectada por la necesidad creada de consumir.

No criticamos acceder a bienes y productos que satisfacen necesidades reales, sino caer en el terreno consumista. La línea entre el consumismo y las necesidades reales a veces se desdibuja en el colectivo. Y esto puede ser un indicativo de la necesidad de reforzar la orientación real de la Revolución Bolivariana.


Una acción combinada de presencia efectiva, de concientización y sobre todo de participación, son los elementos de una ecuación perfecta para entender como se debe cambiar el modelo económico. Esta situación es ideal para adelantar el estudio de cómo el capitalismo usurero incide sobre la concreción del proyecto nacional contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en la posibilidad de seguir construyendo el proyecto político del Plan de la Patria (ahora sancionado como ley). No solo debemos ayudar a equilibrar la estructura de precios de todo el sistema económico, también debemos entender como en los últimos 60 años la doctrina del consumismo y de las necesidades irreales han mellado en la conciencia colectiva. Debemos entender las variables de la alienación y la enajenación. Comprender como es que estos males imposibilitan el avance del Socialismo Bolivariano a otros niveles, y sobre todo como combatir los mecanismos de esa contracultura del consumismo como lo señalaba Ludovico Silva.  Si logramos sanar el modelo económico, y la conciencia socialista bolivariana, estaremos allanando el camino al sistema capitalista y a sus aberrantes mecanismos de dominación.


Chávez Vive, la lucha sigue.
¡Revolución por siempre!


(*) Docente revolucionario e investigador social.


martes, 7 de mayo de 2013





ENFOQUE DIALÉCTICO
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Propiedad Privada y Proceso Productivo: Reto del Socialismo Bolivariano.

Por: Willmer Chang (*)


Una de las características que definen al sistema económico dominante, es la propiedad privada de los medios de producción. Históricamente la tierra y la industria, son por excelencia esa propiedad privada que genera las ganancias y la Plusvalía, que está en manos de las burguesías capitalistas desde el proceso de acumulación originaria, tal y como lo señala Karl Marx en su obra El Capital

Quien controla los medios de producción ejerce el control de la producción misma, se apropia de la fuerza de trabajo del proletariado, genera ganancias y condiciona todas las relaciones de producción a favor de sus intereses. Consecuentemente el efecto inmediato es la lucha de clases, por un lado las burguesías afianzando su control sobre los medios de producción, y por el otro el proletariado luchando por zafarse del endemoniado ritmo de la dominación, enajenación y alienación, con esperanza de tener el control de los medios  a través de una contienda que se torna distante y conflictiva.

Una vez que se ostenta el control de los medios de producción, el proceso productivo es claramente ejercido con ansias de maximizar las ganancias. Las clases dominantes, han ejercido este mecanismo desde la fase industrial del Capitalismo (determinada por la revolución industrial), se incrementa en la fase financiera con la incorporación del elemento especulativo de la banca incipiente,  prolifera ampliamente durante la fase imperial con el neocolonialismo y el saqueo de los recursos en África, sudeste Asiático y Centroamérica, y se afianza en la fase globalizada con la acción de las multinacionales y transnacionales que monopolizan toda la propiedad en sus corporaciones, mecanismos refinados de control omnipotente a escala planetaria.

La propiedad privada de los medios de producción (la tierra y la industria-reforzamos) se convierte en el punto neurálgico de la acción de un sistema alternativo que le de orden y prioridad a lo humano. En tal sentido es uno de los grandes retos que tiene el Socialismo Bolivariano para estructurar un nuevo modelo civilizatorio.

La propiedad privada en Venezuela es una muy cuestionable razón histórica. La apropiación de los medios de producción se entrecruza con una oprobiosa actitud de pillaje y saqueo por parte de la burguesía. 

Durante el inicio del siglo XX se convierten en los anillos cercanos de la dictadura entreguista del Gomecismo, posteriormente del Bipartidismo y el Clientelismo político, sumando poder y recursos en esta trágica historia de saqueo a la nación. Se apropian de esos medios de producción con la anuencia del régimen de turno, sin mayor contratiempo que el compartir su botín con un selecto grupo de funcionarios de confianza. 
El desplazamiento progresivo del ingreso agroexportador por parte de la actividad petrolera, afianza el control de los medios productivos. La burguesía “importa” todos los procesos de producción (tanto en el sector agrícola como en el industrial), maquinarias, herramientas, aditivos, tecnología, asesoría, partes, productos semielaborados y cualquier otro elemento esencial que sea parte del ciclo productivo. Se apropian de la mayoría de las tierras en condiciones de latifundio (improductivos por naturaleza), jugando al macabro juego del valor de uso por el valor de cambio (engorde de los precios de los terrenos en futuras ventas) sin propiciar la verdadera producción necesaria para la seguridad agroalimentaria. Se abandona sistemáticamente la actividad de producción del campo, con lo cual sentencia nuestra dependencia importadora de alimentos.

Responden a los intereses mismos de reproducción del Capital internacional, y fomentan la dependencia absoluta en una suerte de tragicomedia a niveles no conocidos. No es una tenencia honesta de los medios de producción. Responde al infausto mecanismo de apropiación por medios no legales, y con vestigios de ilegitimidad. Se ganan su condición de “burguesía parasitaria”, deshonesta, apátrida y entreguista. Ni siquiera generan las condiciones de inversión lógicas para un desarrollo industrial y agrícola nacional.  Esta condición se agrava con el advenimiento de un sistema rentístico, cuya única intención es apropiarse de eso que se denomina “renta petrolera”.

Tal renta no se desarrolla con el respaldo de la producción en nuestro país, si no que se desenvuelve en los mercados internacionales de hidrocarburos, por lo cual la fórmula es letalmente inyectada al proceso económico nacional. Obviamente, por tener el control de los medios de producción, quienes se apropian de manera inmediata de ese fenómeno de ingresos son  los integrantes de esa misma burguesía.

El proceso productivo venezolano ha estado “con síndrome rentístico” desde la conformación de los gobiernos del siglo pasado. Responde más a una adaptación del capital a este fenómeno, que a una verdadera producción. Implica relaciones de dominación aguas arriba, y aguas abajo. También depende tecnológica y funcionalmente de los centros hegemónicos de poder. El valor de la moneda estadounidense marca la pauta de este “proceso productivo enfermo”. El valor real de los productos o mercancías lo determina la burguesía a través  del chocante mecanismo de la especulación (derivada de la importación) ya que como hemos citado anteriormente es una burguesía parasitaria (nunca desarrolló procesos de inversión en investigación, desarrollo y aplicación de tecnología propias), con lo cual el Estado tiene la responsabilidad de otorgar divisas “apetecibles” para que se importen los elementos necesarios para la “pseudo producción” en los medios de la burguesía. Reclaman más divisas para importar de lo que realmente producen, pero aún así dominan las reglas de la oferta y la demanda.

El neoliberalismo en la década de los 80 y 90, abogaba por la tendencia de la privatización de los activos del Estado y de los servicios públicos básicos. Esta situación favorecería el control absoluto de los medios de producción por parte de la burguesía, ya que el Estado en esta tesis económica no interviene en el proceso productivo, y se reduce sustancialmente (vendiendo activos como la CANTV, PDVSA, CVG) para dar paso a la empresa privada como agente intermediario entre el “mercado” y los consumidores. A pesar del estallido social  antineoliberal en febrero de 1989, la burguesía seguía poseyendo el control de los medios de producción, con lo cual solo se aletarga la confrontación de clases.

En el contexto de la Globalización, la propiedad privada sufre mimetismos y procesos de apropiación de mayor envergadura. Se desarrollan la “franquicias” para asegurar el control del medio productivo, a través de testaferros “locales”, pero que solo son guardianes de los intereses transnacionales, y del capital foráneo. Se dan nuevas formas de la propiedad privada caracterizadas por  la captación rápida de los ingresos, y el envío de estos a las sedes de las compañías matrices.

La hegemonía en el control de los medios de producción genera otros rasgos sui generis en Venezuela. Propicia el desarrollo desigual combinado en diversas escalas (con respecto a otros países, y en nuestra misma economía), poniendo de manifiesto la necesidad casi vital de apropiarse de la “renta petrolera”.  La denominada economía informal, es uno de esos efectos colaterales. Inducido por políticas indolentes en materia social y económica, el sector informal sufrió una explosión exponencial. La economía informal es una variable muy complicada, ya que reproduce la dependencia importadora que favorece a sectores hegemónicos nacionales y trasnacionales,  se convierte en mecanismo distributivo, que no recibe beneficios de ley establecidos para cualquier trabajador en relación de dependencia (aún cuando piensen que sus ganancias son netas), y sin una cultura impositiva que beneficie al fisco nacional.

Con semejante cuadro clínico, el Socialismo Bolivariano tiene varios retos. En primer lugar decodificar la lógica del capital orientada a monopolizar los medios de producción. Se han dado avances al respecto, con el reconocimiento de nuevas formas de propiedad, tales como la propiedad social, la propiedad mixta, o la propiedad comunal. El Socialismo venezolano no elimina la propiedad privada. Solo abre la posibilidad de coexistir con otras formas de propiedad. Pero en este sentido, la necesidad de materializar efectivamente estas nuevas forma de propiedad es más que vital. Existen ejemplos de control obrero en empresas abandonadas por sus dueños, que abren el camino a la cogestión y la propiedad colectiva. De igual manera, una aplicación justa de la ley de tierras reivindica la distribución de la misma, que en latifundios supuso el atraso del sector agropecuario nacional. De la redistribución de los predios existen referentes de unidades productivas exitosas. Pero esto hay que masificarlo. Una verdadera reforma agraria, que promueva la propiedad social o colectiva, y que en mismo termino tenga capacidad de levantar la producción, con un impacto real en la economía.  Es uno de los lineamientos que se encuentran en el programa de la patria, en concordancia con la construcción de una Venezuela potencia, capaz de producir los alimentos y sub productos derivados necesarios para el consumo interno, y más allá del excedente que pueda ser distribuido a nivel regional en el marco de MERCOSUR, UNASUR y EL ALBA.

La construcción de las Comunas es un elemento vinculante para materializar las nuevas formas de propiedad. Constituye el ensayo real del socialismo, donde existe una orientación clara de lo que debe ser el proceso productivo. Es allí donde se debe intensificar los esfuerzos para esa experiencia colectiva. Desde los inicios del proceso revolucionario, colectivos a nivel nacional dan muestras de extraordinarios avances para abrir el camino al control colectivo de los medios de producción. Desde actividades comerciales de trueque, autogestión, producción artesanal, producción a mediana escala, talleres, patios productivos, hasta unidades de producción con orientación industrial. Aprovechando el impulso de la aplicación de la Gran Misión Vivienda Venezuela, es el laboratorio perfecto para ejercer la orientación de punto y círculo, articulando las potencialidades naturales de los espacios con una forma de apropiación colectiva. Deben ser ejemplo de lo que significa el nuevo modelo económico socialista, en donde las relaciones de producción son horizontales, y con un profundo carácter social.

La Comuna como ente de todas y todos, capaz de gestionar recursos, generarlos, y de sostenerlos. Asegurándose de la sinergía  y justa redistribución entre sus integrantes. Desarrollar el Socialismo, tal y como lo señala el segundo objetivo histórico del programa de la patria.

Ciertamente el Estado en apoyo a esas iniciativas, inyecta recursos para una fase inicial. Pero debemos ir conformando mecanismos de propiedad que sean autosustentables, y que realmente sumen al proceso productivo real, sin la dependencia estatal.  Hay que propiciar una propiedad colectiva de los medios. En contraposición solo con el recurso legal de la expropiación, el socialismo debe encontrar puntos de encuentro para gradualmente disponer de los medios que son insustituibles para el mantenimiento del Estado.

En relación al sector privado, deben asimilar los intereses nacionales por encima de sus aspiraciones a ganancias exorbitantes. Desde hace algún tiempo se debate la necesidad de regular las ganancias con respecto al rubro. Esto sería una sana medida para evitar la especulación y frenesí de acumulación a expensas de las mayorías.  De igual manera, conlleva a un compromiso de estimulación de los sectores que verdaderamente quieran producir. Con políticas fiscales especiales que les permita a esta forma de propiedad privada “encaminarse” a objetivos del programa de la patria y el proyecto económico nacional.

En materia tributaria, se debe consolidar la cultura fiscal. Desarrollar un fuerte sistema de recaudación, donde la carga impositiva mayor sea aportada por el que más tiene. A cada cual, según sus capacidades, como reza el principio socialista. Otras economías del mundo apoyan su proceso de captación de ingresos por medio de los impuestos. No podemos seguir reproduciendo una cultura indolente con respecto a la recaudación, y se debe castigar con rigor la evasión, tanto de las grandes compañías como de los previstos para tributar en el común proceso productivo.  En materia de recaudación fiscal hemos avanzado notablemente. Sería fundamental seguir perfeccionando esta tendencia.


Debemos fortalecer el ingreso no petrolero, en todas sus actividades. Diversificar el proceso productivo en actividades como el turismo, la producción industrial nacional, y la agroindustria. El apalancamiento de estos sectores puede incidir en la conformación de una nueva arquitectura económica, caracterizada por el verdadero hecho productivo y no de la apropiación de la “renta petrolera”.



Chávez Vive, la lucha sigue.

¡Independencia y patria socialista!

¡Viviremos y venceremos!


(*) Docente revolucionario, investigador social y militante Bolivariano.

sábado, 27 de abril de 2013




ENFOQUE DIALÉCTICO
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Dueño del medio: dueño del mensaje.

Por: Willmer Chang (*)


La guerra de baja intensidad es una de las tácticas psicológicas diseñadas para ejercer el control de las mentes de quienes vivimos en la sociedad del siglo XXI. Esta práctica consiste en el manejo, distorsión o apropiación de los mensajes que se emanan desde los medios comunicativos, y por ende su efecto sobre la población cautiva. Con el avance tecnológico de la última década en materia de telecomunicaciones, este mecanismo se ha puesto en condiciones inimaginables en velocidad, efectividad y asertividad. El problema estriba en que esa parafernalia mediática responde a la lógica del Capital, y a las élites que manejan los emporios comunicacionales del mundo, y sus apéndices en los países que conforman el concierto internacional.

La guerra mediática ha traspasado la frontera de la ética y los valores. Ha conformado una perversa forma de alienar a  millones de seres humanos.  Desde las corporaciones internacionales de la comunicación e información se trazan las matrices de opinión que el mundo ha de recibir diariamente, y que por fuerza de la repetición e intensidad de estás, a veces traspasan el verdadero hecho o noticia. Joseph Goebbels, quien fungiera como ministro de propaganda de la Alemania Nazi afirmaba: “una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad”.  Parece que es una de las máximas de este complejo empresarial de los medios, que no escatiman esfuerzos hasta propagar de manera efervescente sus intereses y necesidades utilizando para ello toda la estructura. Desde el terrorismo, la intriga, las medias verdades o las “informaciones no confirmadas”, se ejecuta con alevosía y perversión, la bastarda tarea de conquistar las mentes (nuevo teatro de operaciones de la guerra del siglo XXI) en condiciones de desventaja para el infortunado espectador común que ignora la verdadera dimensión de esta clase de operaciones.

Cabe preguntarse, si los medios de comunicación son parte de las grandes corporaciones transnacionales, y si estas corporaciones son política e ideológicamente contrarias a los
Estados nacionales progresistas o revolucionarios, ¿Cuál será el tratamiento de los mensajes que abordarán? ¿Cuáles serán los códigos que divulgaran? ¿Qué clase de legitimidad pueden tener frente a los intereses de las élites y las corporaciones?

Es en ese escenario donde se conjugan la lógica del capital, sus leyes y los propios intereses de las corporaciones mediáticas. Apoyados en los avances tecnológicos, y la capacidad de difusión, esos mensajes pueden incluso alterar el pensamiento o percepción colectiva. Por eso es que en el ámbito político, los Estados nacionales encuentran barreras en la mediática internacional y local.

En la República Bolivariana de Venezuela, no escapamos a esa amarga realidad. Hemos sido testigos de excepción de lo que el poder de los medios y sus intereses pueden hacer a un gobierno constituido. Desde el ascenso al poder del comandante supremo Hugo Chávez, la población ha sido sometida al bombardeo inclemente en materia comunicacional. La orientación revolucionaria del gobierno bolivariano, en todas sus etapas y trayectos, ha sido satanizada o vilipendiada. Son chocantes y sorprendentes las muestras de las operaciones psicológicas desarrolladas sobre nuestra población. En la década final de los años 90 enfilaron los cañones contra la constituyente, propuesta del presidente Chávez para realizar en colectivo una nueva carta magna adaptada a los nuevos tiempos. Se especuló con una acción envolvente (radio, prensa, televisión) el carácter “dictador” de esa acción política.

Se aterrorizó con una “cubanización castrocomunista” y una dictadura “militarizada”, con la “expropiación de bienes (y hasta de la patria potestad de los hijos) en un escenario de polarización política, en donde las élites económicas burguesas y los partidos tradicionales vieron afectados sus intereses y privilegios. Luego atacaron desde la trinchera del golpe mediático en los hechos de Abril del 2002, dando una muestra del poder de los medios para imponer condiciones políticas, utilizando el carácter reproductivo de las mentiras y medias verdades. Continuaron en diciembre de 2002, con un paro petrolero infausto,  escoltado con miles de horas de transmisión de partes de guerra de la oposición,  y a su vez de las carencias y penurias ocasionadas por tal hecho.

Los hechos de la plaza Altamira con un show mediático llevado a cabo por los mismos conspiradores pertenecientes a un sector del generalato golpista, ya comprometido desde abril del 2002. Las constantes “ollas mediáticas” en contra de las acciones del gobierno, hasta objetar todo logro o beneficio. Las campañas de odio en contra de una parte de la población,  por ser el más numeroso y popular de los estamentos. El descrédito de todas las misiones y planes del gobierno revolucionario. Y más recientemente las posturas antipaz adoptadas para apoyar al perdedor candidato Enrique Capriles en las elecciones del 14 de abril de 2013, haciendo llamados en vivo y directo a desconocer autoridades y propiciar el caos y la confrontación. Todo esto es una apología al delito. Y con sobrada razón, es parte de la desconfianza de muchos sobre el entramado mediático, su inexistente ética, y la evidente conexión con intereses transnacionales y burgueses que nada tienen que ver con el concepto de “patria”.

Los dueños de los medios son dueños de los mensajes que son transmitidos. No se piensa en el interés común. Solo se busca obtener intereses propios y que produzcan ganancias. Y lógicamente, la población desprevenida e incauta solo puede “aceptar” como verdad este mecanismo de implantación. Tras años de exposición ante este hecho, ya es posible ver resultados en parte de la población. Llegan a desarrollar posturas políticas inducidas por los medios, que se abrogan la vanguardia del movimiento opositor. En otras entregas hemos disertado acerca de que si lo que recibimos es información o propaganda (y en muchos casos propaganda de guerra y confrontación), y la duda esta justificada. Si el mensaje a transmitir se masifica en función de una sesgada perspectiva, el receptor no tiene mucha oportunidad de generar una postura crítica. Es allí donde el proceso de alienación se lleva a cabo. Pero si esto es acompañado por una buena dosis de odio, confrontación, racismo, xenofobia, y desprecio, se convierte en un arma psicológica  muy poderosa. Es tan poderosa en sí misma, que ha logrado llegar a sectores que antes apoyaban la revolución. Ha logrado invertir esa concepción ortodoxa de lucha de clases, y confundir a sectores de importancia en el estrato más humilde. Y en los sectores que han apoyado históricamente al oposicionismo, ha arraigado el desprecio hacia todo lo que tenga que ver con la revolución bolivariana. No podemos aceptar que el terrorismo mediático se incube en nuestra sociedad. Los efectos nocivos de la irresponsable actitud de los dueños de medios de comunicación, ya han cobrado muchas víctimas. Y su continuidad, podrían desencadenar un estado de conmoción y desinformación tal, que sea inviable la acción del Estado. Los hechos del 15 de abril, luego del conocimiento de los resultados electorales, no hacen sino avalar el planteamiento de guerra mediática. Y esta guerra es sin cuartel. El bombardeo seguirá en función de apoderarse de la verdad, y de la necesidad de crear zozobra y desánimo en la población en general.

Debemos acudir de manera inmediata a la formación de nuestra población, contrarrestando con información veraz y oportuna en los medios del SIBCI, comunitarios, y el mismo poder popular. A cada conspiración se debe salir al paso inmediatamente, aclarando con argumentos claros y precisos. Se debe empezar a ejercer contundentemente la ley de responsabilidad social en radio y televisión, precisando responsabilidades para que sean aplicados los referentes correctivos. En la trinchera de las redes sociales, debemos pensar en la posibilidad de regular los contenidos y afirmaciones que se realizan, pues sociológicamente impactan de manera muy profunda a nuestra sociedad. Es una repetición de mensajes,  dirigidos en  muchos casos con la intención de descrédito o de generar a una matriz de opinión sesgada. Con pasmosa angustia observamos esos mensajes correr libremente en estas redes sociales, sin que se pueda detener su avance tóxico y malsano.

Este es un necesario reconocimiento al poder mediático. No se puede obviar en la dirección política militar el efecto demoledor de este hecho, ya que ha afectado reiterativamente el avance y consolidación del proceso revolucionario. Reafirmamos la tesis de una necesaria revisión de las contramedidas, las acciones, herramientas y ofensivas comunicacionales. Del fortalecimiento de nuestra capacidad para reaccionar tempranamente ante las amenazas mediáticas, radica el éxito y avance a una sociedad que no confunda la desinformación con verdad, y será un aporte más a la concientización de la población revolucionaria.





Chávez Vive, la lucha sigue.

¡Independencia y patria socialista!

¡Viviremos y venceremos!


(*) Docente revolucionario, investigador social y militante Bolivariano.